Se miraron a los ojos y, en ese mismo instante, se dieron cuenta de que toda la vida habían esperado ese momento. Ella, cubriendo su desnudez sólo con la camiseta que él le había dejado y que le quedaba grande y con un pequeño tanga de color azul, miraba a los ojos cansados del hombre que tenía delante, sabiendo que se conocían no desde el momento, quince años atrás, en que habían empezado una conversación insulsa propia de compañeros de clase, sino desde el mismo momento en que nacieron.
Entonces, atropelladamente, por la mente de ella pasaron como fugaces destellos todos los hechos que los habían llevado hasta ese momento, hasta el instante en el que se iba a cumplir lo que ambos deseaban pero nunca se habían atrevido a reconocer.
3 comentarios:
Hola
Qué, cuando nos vas a dejar leer tu creación?
Venga, no seas malo.
Un biquiño desde Coruña.
Diana.
Cada domingo, cada domingo iré colgando un capítulo o un fragmento (algunos son un poco largos).
Tranquilidad.
Bueno, la cosa parece que va de amor, buena señal, jejeej,me gusta :D
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